Escritos del Corazón.

Poema al Instituto Nacional "General Santander" de Honda

Diáfano monumento a la cultura
Erigido en el Norte del Tolima

Imponente Fortaleza de la ciencia

Mi Colegio, mi instituto y mi escuela

Vasto acervo de sapiencia valerosa

Candil que iluminas

El sendero oscuro

Eres fiel portento

de gente estudiosa

Y alma del que estudia

Para estar seguro

Por tus blanca aulas

Manantial de gracia

Dejaron su huella

Ilustres pensadores

Que hoy son el emblema

Y poder de la patria

Orgullo y ejemplo

De hombres luchadores

Quiera Dios que un día

Tal vez no lejano

Llegue a ser el hombre

Que tú has inspirado

Que escale la cumbre

Del mundo pagano

Y te retribuya

El saber que me has dado

(Camilo Montoya Reyes)

LA ESTRELLA FUGAZ

- ¡Sólo existe lo tangible!,
¡lo empírico es lo real! -
Dido el joven al anciano...
Mientras lanzaba un guijarro
A lo profundo del mar.

- Es cierto que lo tangible
Existe y eso lo hace real.
Tú has lanzado una roca

Que tiene peso y es masa

Y se hunde presusora,

Obedeciendo esa fuerza,

La fuerza de gravedad,
Que atrae cual imán latente
A todo cuerpo que tenga
Peso, masa y densidad-

- Sin embargo por el hecho
que la roca no saltara
de lo profundo del mar,
Y aunque parezca imposible
A la roca levitar,
no puedes negar que existe
Un universo sin límites,
Un cosmos cuyas medidas
No podemos calcular-

Dijo el anciano sonriendo
Mientras su opaca mirada
Seguía en el infinito

El recorrido travieso...
De aquella estrella fugaz.


(Camilo Montoya Reyes, en un avión en febrero del 2017)

LA DANZA DE LAS OLAS

Lánguido el mozo admira
el juego de las aguas

que ondean sin final

y corretean airosas

cual piel trasparente

cubriendo el ancho mar.

Su imaginación corre

al ritmo de las ondas

que danzan con donaire

y la piel acarician

de ese mar profundo

de oscuros abismos,

que lleva en sus entrañas

la vida y la muerte,

el canto del marino,

el vaivén de los bancos,

La tormenta furiosa

que cede a los encantos

de la brisa fugaz.

Tal vez miles de peces

al compás también danzan

con aquellas tenues olas,

hijas de la brisa,

traviesa e inquietas,

que extasían al hombre

mientras desaparecen

Sin alcanzar siquiera

la playa calurosa

que con alas de arena

las quisiera abrazar.


Tenue es también la figura

trazada en la playa

por delicadas olas,

pinceles color ocre,

Y el Sol de testigo

del vaivén de las aguas,

Y el vibrar de la arena

besada por el mar.

Con líneas ondulantes

Y trazos multiformes,

las olas danzantes

cadentes exhiben

las dunas voluptuosas

de fértiles montañas,

prisioneras silenciosas

de la profundidad;

que quisieran airosas

emergen de lo hondo

y abrazar con su canto

los cálidos rayos

del Astro Sol radiante

que evapora las olas

con la viva esperanza

que a las frías montañas,

con curvas seductoras,

so el mar desaparece...

¡él las abrazará!

Camilo Montoya Reyes

Bogotá, octubre 27 de 2019.